En tiempos de cuarentena, son muchas las cosas con las que nos chocamos en el día a día. Miedo a enfrentarnos a nosotros mismos, incertidumbre de cuando las cosas volverán a la normalidad y añoranza de recuperar lo simple que nos daba una felicidad que dábamos por sentado. Llevo un tiempo trabajando en sanar y fortalecer mi espíritu para entender el verdadero propósito por el que estoy aaquí
Mi mayor deseo siempre fue alcanzar una libertad que no tenía. Primero física, y luego mental. Siento que cada vez estoy más cerca de lograrlo. Por eso, oír que nuestra libertad de tránsito se suspendía me hizo sentir que me quitaban todo por lo que había estado trabajando.
A lo largo de las semanas, han habido días muy buenos, como días de cruzarme con miradas de desesperanza. He escuchado las preocupaciones de diversas personas, y he notado el impacto que esta situación ha tenido en mí.
Me siento más fuerte ahora, que tengo certeza que la libertad no nos la quita nadie y es siempre nuestra. Porque ella nunca fue solo caminar por donde queramos, sino decidir todos los días quienes vamos a ser, que tanto vamos a disfrutar lo que llegue, que tanto vamos a sonreir, que tanto nos vamos a permitir amar, y que tanto vamos a demostrarlo.
Yo decidí observar esta distancia con añoranza de aprendizaje, escuchando las señales de por qué me tocó vivir esta crisis en el lugar exacto en el que estoy, entendiendo las cosas de mi misma que tenía que enfrentar y los cambios que ya no podían dejarse para después.
Una vez alguien me dijo que la verdadera fortaleza está en la ecuanimidad que podamos mantener frente a situaciones difíciles. Y este es el momento, de sentir nuestra respiración sin apuro, de aceptar nuestra dualidad y nuestra magia, de liberar nuestras miradas de tantos prejuicios que solo nos separan y nos alejan de empatizar y escuchar toda la gama de realidades con las que convivimos en el día a día.
Al respirar con los ojos cerrados, siento mis latidos y así la libertad en mi corazón. Sé que juntos saldremos de esta crisis con mayor consciencia, y seguros de lo que nadie nunca podrá quitarnos.