Hace menos de 30 años se dio el primer intento de crear una política que abarcara la problemática de violencia contra la mujer, que fue regulada al inicio únicamente como violencia intra familiar a través de la Ley N° 26260.
A pesar del avance que representó que se regulara una figura especial para la atención de estos casos, esta norma tuvo grandes falencias. Por ejemplo, a pesar de que reguló por primera vez la violencia psicológica, la falta de médicos especializados en ello impidió cambios reales en la práctica.
Por otro lado, la regulación estaba únicamente enfocada en sancionar al agresor y no en proteger también a la víctima, por lo que:
o La figura no incluyó dentro de posibles agresores a ex cónyuges o ex convivientes, o con quien se tuviera un hijo en común.
o Tampoco se incluyó el delito de agresión sexual en la figura.
o No existía la obligación de proceder con la detención del agresor en caso la agresión se hubiera dado en flagrancia, lo cual exponía mucho a las denunciantes.
o Tanto la Policía como la Fiscalía podían permitir que el agresor y la denunciante llegaran a un acuerdo conciliatorio para archivar el caso. ¿Te imaginas llegar negociar un acuerdo con alguien que te haya agredido?
Esto no solo exponía a las víctimas a una muy dura situación de re victimización, sino que además las exponía a ser nuevamente agredidas.
Hoy, las normas han avanzado más, pero aún nos queda un largo camino por recorrer para alcanzar la seguridad total de las mujeres y eliminar todo tipo de revictimización.
