La conexión de un bebé con su madre es indescriptible. Desde antes de nacer, el bebé experimenta todas las emociones que siente su mamá y empieza a interiorizar sus patrones emocionales y conductuales. A partir de los noventa días de la concepción, el estado energético de la madre influencia el del bebé, pudiendo reducir su karma a través de sus meditaciones. Durante los primeros tres años de vida, mamá e hijo comparten una misma aura, y el bebé se retroalimenta constantemente del arco de luz de la madre.
Saber que, un bebé, aprende no solo de lo tangible, sino incluso de los aspectos más sutiles de nuestra existencia nos deja una enorme responsabilidad.
Por su lado, las mujeres también atraviesan un fuerte proceso con la maternidad: sus prioridades, tiempos y rutinas cambian por completo. Y muchas veces, el rol de madre y mujer entran en contradicción. De una u otra forma, cuando las mujeres paren a sus criaturas, paren también una nueva versión de ellas mismas. Pues, la maternidad despierta las luces y sombras de la relación de ellas con sus propias madres, por lo que es el momento ideal para sanar lo que aún no se haya hecho.
En las prácticas de Yoga Pre & Post Natal generamos espacio para el intercambio de información sobre la gestación, parto y maternidad. Priorizando siempre la escucha y contención del círculo hacia cada mujer.
Nadie conoce de mejor manera la forma de maternar a un hijo que la propia madre, por lo que las clases ayudan a la mamá a reconectar con su intuición natural y restablecer la confianza en su instinto.
En la parte técnica, nos valemos de kriyas de Kundalini Yoga para fortalecer su suelo pélvico, mejorar su respiración, ciclo de sueño, capacidad de resiliencia y tolerancia al malestar; aumentando además la conexión con su bebé.